Tu sistema inmunitario durante el embarazo

Durante el embarazo, el sistema inmunitario de la futura madre se encuentra en un estado de absoluta emergencia. Durante este tiempo suele estar especialmente debilitado y susceptible, por lo que muchas mujeres embarazadas enferman mucho más a menudo de lo habitual. 

Pero, ¿por qué ocurre esto y cómo puedes contrarrestarlo? En este artículo te contamos todos los detalles.

El sistema inmunitario distingue las sustancias extrañas de las propias del organismo y las rechaza. En general, se pueden hacer las siguientes subdivisiones:

• El sistema inmunitario inespecífico se encarga de la defensa general contra los agentes patógenos y los gérmenes nocivos que entran en el cuerpo a través de la piel o el sistema digestivo. Consiste en barreras externas (por ejemplo, la piel), fagocitos en la sangre (glóbulos blancos) o determinadas sustancias de señalización.

• El sistema inmunitario específico entra en juego cuando la defensa inespecífica no puede detener los virus y los agentes patógenos. Los llamados linfocitos B marcan a los agentes patógenos con proteínas especiales, haciéndolos así reconocibles para las células asesinas y carroñeras naturales del sistema de defensa inespecífico. Estos anticuerpos se forman específicamente contra determinados agentes patógenos con los que el cuerpo ya ha estado en contacto. A menudo se denomina defensa inmunitaria "aprendida".

El sistema inmunitario de una mujer embarazada está en estado de emergencia absoluta y se enfrenta a algunos retos importantes, porque la mitad de los genes del niño son paternos, es decir, células extrañas al cuerpo. Para que el niño con las células extrañas sea tolerado y no sea rechazado por el cuerpo, el sistema inmunitario tiene que cambiar. 

Con esta regulación del sistema inmunitario, aumenta el riesgo de infección, pero el desarrollo saludable del niño y la salud de la madre deben seguir garantizados. Esta es una tarea muy difícil para el sistema inmunitario. Si a esto se añaden influencias desfavorables como el estrés, la ansiedad, la falta de ejercicio, una dieta poco saludable o la falta de nutrientes y vitaminas, la defensa inmunitaria de la madre se ve muy mermada.

Además de un mayor riesgo de infección, resfriados frecuentes con tos, dolor de garganta y catarro, estos síntomas pueden apuntar a un sistema inmunitario débil:

• Cansancio / falta de energía

• Problemas de concentración

• Infecciones por herpes

• Infecciones de las encías

• Pérdida de cabello e irritaciones de la piel

• Retraso en la cicatrización de las heridas

Algunos estudios recientes han demostrado que las mujeres que esperan una niña son más susceptibles a las infecciones y tienen una reacción mucho más fuerte a ellas. Esto se debe a la presencia de ciertas proteínas en la sangre.

Normalmente, las infecciones leves (resfriados, dolores de garganta) no son perjudiciales para el feto. 

Sin embargo, unos pocos patógenos podrían provocar consecuencias graves, como el parto prematuro o el aborto. Por tanto, las infecciones graves (gripe, sarampión, paperas, rubeola) pueden poner en peligro definitivamente a la madre y al niño. 

Por este motivo, es especialmente importante consultar siempre al médico que trata a la madre en caso de enfermedades o infecciones. También se aconseja tener precaución al tomar medicamentos. Esto sólo debe hacerse en consulta con el ginecólogo o el médico de cabecera y no a tu propia discreción.